domingo, 31 de enero de 2010

.. siguió sentada donde estaba. hizo las muecas que siempre le resultaron para no llorar. nunca le gustó llorar frente a otras personas. igualmente ésta vez no fue por temor a que la miraran porque se sentía invisible, se hubiera escondido detrás de una semilla de uva. no lloró porque estaba acostumbrada a no dejarse llorar. se paró y empezó a caminar.

habló con la señora que vendía libros para aparecer de nuevo en el mundo. caminó, respondió a los saludos con intentos de sonrisas y compró el libro de tapa dura y hojas que parecían estar embebidas en té.

rompió el plástico que lo envolvía. miraba las letras pensando en que una vez más la habían abandonado. cambiaba las hojas y sentía un agujero donde antes estaban sus ganas de verlo. no quería volver a su casa pero tampoco se quiso quedar bajo el árbol.

dió los pasos necesarios para llegar a la tierra sin sombra.

al poco tiempo de buscar la encontró.

no supimos nada más de ella. hay personas que dicen haberla visto en París, pudo haber llegado en el pico de algún pájaro.

quizás algún día quiera salir y amar de nuevo o quizás nunca la veamos otra vez porque nunca saldrá de atrás de esa semilla.



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