miércoles, 21 de octubre de 2009

edificio viejo, escaleras rotas y techos altos de los lindos. de los que retienen los truenos y el olor a tostadas.
lluvia gris, mucho ruido a lluvia gris y luz de lluvia gris.
parecíamos a la luz de las velas pero sin velas y sin noche.
cuando me hablaba, quería prestarle más atención y pensar menos en que no le iba a interesar lo que le iba a decir.
cuando le hablaba, quería hacerlo más despacio sin apurarme para terminar rápido lo que a él no le interesaba.
cuando las voces no interrumpían el ruido a lluvia gris y a luz de velas, volvía a respirar con mi ritmo natural.
estábamos parados en el medio de la nada. rodeados de libros y remolinos de viento de lluvia gris hasta que alguien cerró la puerta y las velas se ahogaron.

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